¿Qué es un parto
prematuro?
Se
considera que un niño es prematuro cuando nace antes de las 37 semanas de
gestación, puesto que puede estar insuficientemente desarrollado para afrontar
una vida independiente y requiere unas atenciones especiales.
Se
considera también prematuro a los recién nacidos con un peso inferior a 2,5 kg,
algo frecuente en los niños que nacen antes del término habitual del embarazo.
¿Cuáles son las causas
de los partos prematuras?
En
muchos casos, el motivo del parto prematuro es desconocido. Existe una cierta
predisposición familiar: algunas mujeres dan a luz sistemáticamente antes de
que el embarazo llegue a término. Asimismo, se considera que las mujeres
menores de 18 años están más expuestas a un parto prematuro.
El
embarazo múltiple es otro motivo frecuente de adelantamiento del parto. Entre
las causas médicas, destacan distintas complicaciones del embarazo que pueden
desencadenar un parto prematuro bien aconsejar una inducción del parto o la
práctica de una cesárea antes del término normal del embarazo, como la toxemia
gravídica, el hidramnios y las anomalías de la placenta. Lo mismo puede ocurrir
si la madre padece enfermedades tales como diabetes, hipertensión arterial o
insuficiencia renal.
El
desarrollo del niño puede ser insuficiente por culpa de malformaciones
congénitas, infecciones padecidas durante el embarazo (toxoplasmosis, rubéola),
trastornos hormonales (hipersecreción del tiroides o, por el contrario,
hiposecreción de la hipófisis) o cualquier otra causa de sufrimiento fetal.
Un
parto prematuro también puede deberse a un accidente, un trabajo físico
demasiado intenso, el estrés, el alcohol o el tabaco.
¿Cuál es el tratamiento
para el parto prematuro?
Hay
que acudir al médico si las contracciones aparecen antes de la fecha prevista,
ante una rotura prematura de la bolsa de las aguas o si se presentan pérdidas
de sangre considerables.
Se
debe consultar al obstetra enseguida en caso de pérdidas menores o ante la
aparición de dolores a la altura del estómago.
Un
parto prematuro se desarrolla como cualquier nacimiento normal. Sin embargo, la
vida y la salud del pequeño están en peligro, sobre todo si su peso es muy
bajo.
En
cuanto nace, se coloca al bebé prematuro en una incubadora. De esta forma, se
le mantiene artificialmente en unas condiciones que se parecen a las que
disfrutaba en el útero materno.
El
niño permanece en la incubadora el tiempo necesario para que culmine su
desarrollo y pueda ser capaz de vivir sin dificultades al aire libre.
En todos los casos le recomendamos consultar con su médico, terapeuta u otro profesional de la salud competente. La información contenida en este artículo tiene una función meramente informativa.
Autora:
Mujeractual
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